Hace tiempo que lo conozco, pero nunca deja de asombrarme, y hay pocas personas que yo admiro y el es una de ellas. Lo conocí por casualidad ya que me lo nombro otra persona que estaba en lo mismo.
Cuando tenia mi programa de radio «en busca de la salud»,que trataba de medicinas complementarias y todo aquello referido a la salud y de seres que intervenían en ellas, como Juan.
Juan tiene un hogarcito de chicos y no tanto, discapacitados «diferentes o especiales» según el.
Cuando he podido he colaborado e inclusive una vez festejamos navidad en la calle enfrente de donde esta el hogarcito, colocando las mesas y comimos y disfrutamos del momento, inclusive con regalos que habíamos recolectados. Fue una experiencia maravillosa.
Siempre comento, que es fácil colaborar, ir o estar un rato, e incluso estar en una comida, pero vivir y compartir toda la vida, con estos seres, necesitados mas que ninguno, ya que la mayoría no pueden valerse
En lo mínimo por si mismo y la dependencia es total, eso muy pocos son capaces de hacerlo. Yo, uno de los incapaces.
Resulta que todos los años, cuando termina, junto ropa que no voy a necesitar mas y están en buenas condiciones y aprovecho la oportunidad y solicito la colaboración de mis amistades y le llevo una cantidad aceptable.
Desde que lo conozco, tiene una frase, que siempre la repite «Dios proveerá» y la pude apreciar y entender .Resulta que llego y me ofrece un mate y me dice-es amargo por que se termino el azúcar y al ratito, aparece una señora que lo saluda y comentan que hacia rato que no se veían ¿y que traía ¿ unos paquetitos ,de esos que hay en los bares, para endulzar el café, de azúcar, una gran caja -Dios proveerá.-
La señora se va y seguimos conversando de los enfermos y cuantas cosas dan y enseñan y no nos damos cuenta y otros temas que generalmente no están en las conversaciones habituales, claro el es diferente.
Cuando me estoy por ir ya el mediodía, se me ocurre preguntarle ¿Qué van a comer hoy? Y me contesta que aun no sabe y que por ahora no tiene nada. Cuando me dirijo a la puerta, para irme, en ese momento, la golpean .la abre y aparece una pareja de gente mayor ¿y que traía?, por supuesto, comida, -Dios proveerá.
Me despido de el , con el alma repleta de satisfacción y amor .
Mientras volvía, en el auto, pensaba ¡cuanta gente hay así y uno no tiene el privilegio de conocerlos ¿o sera que son tan grande que no alcanzamos a verlos?
Patiando mis realizaciones, llego a mi casa, con una sensación rara, y me sentí muy chiquitito e insignificante.
SIMPLEMENTE JUAN, MARAVILLOSO JUAN.
NICANOR MENDEZ
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