Todos estamos preocupados por lo que pueda ocurrir al terminar esta pesadilla de pandemia que estamos sufriendo despiertos. Tengo en mi haber varias décadas de empresario y hoy estoy retirado, pero también estoy con ganas y fuerza. Pero me dura muy poco el entusiasmo porque recuerdo que para el Gobierno los Moyano son todo un ejemplo. Que todos los juicios laborales los pierde el que da trabajo, que de cada 100.000 pesos que cobraría mi empleado me costaría 170.000 sin contar los eventuales juicios, que los insumos que necesitaría importar no son sencillos de conseguir, que los impuestos son altísimos y complicados hasta para mi contador. Que la confianza, el elemento más importante de un gobierno, se diluye cuando el Presidente todas las semanas nos debe recordar que el que toma las decisiones es él y no ella. Creo que por ahora guardaré mis pesos o mis dólares para mejores tiempos.
Ricardo Pinhas Slelatt pinhasricardo@yahoo.com
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