El activismo de los sindicalistas desalienta a cualquier posible inversor, y resulta descorazonador comprobar el temor que les tienen los políticos. Y a pesar de que existen buenas razones para hacerlo, nadie se anima a hacerles un severo control de todos sus ingresos. Es sabido que la mayoría de ellos, inexplicablemente, son millonarios. Ante sus tropelías el Poder Legislativo evitó inmiscuirse, y el Ejecutivo se despachó con elogios como: "Hugo (Moyano) es un dirigente ejemplar", "sean como él", "Hugo les sacó de todo a los empresarios, todo para los que trabajan, nada para él". Luego de dos meses de bloqueo por parte del gremio de camioneros, el grupo Razzini (materiales de construcción de Rosario calle Arijón) cerró, dejando en la calle a sus empleados. ¿Es esta una invitación para invertir en la Argentina?
Humberto Guglielmin guglielmin.humberto@live.com
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