La información nos señala que solo el 1% del total de casos investigados por corrupción llegan a una sentencia, y esta noticia no puede menos que preocuparnos respecto del verdadero significado que tiene la palabra república. Y si se tiene en cuenta que quien sostiene esta afirmación es el propio Consejo de la Magistratura, una ciudadanía inerme queda expectante ante el hecho de confirmar que el mejor negocio en la Argentina tal vez sea ser corrupto. ¿Qué actividad lícita puede tener un 99% de efectividad en cuanto a sus resultados económicos? Entiendo que ninguna. Y dado que la corrupción está asociada fundamentalmente a la clase política (siempre se trata de casos vinculados con los tres poderes del Estado), constituye una paradoja para todos los que desde la actividad privada, con indescriptibles esfuerzos, ya no solo tratan de progresar en su vida, sino a su vez de alimentar con sus impuestos a los que luego, del poder discrecional del destino de aquellos, terminan acusados en casos de corrupción.Ser corrupto en consecuencia es tal vez el mejor negocio en la Argentina. Ese 1% parece confirmar que las tan mentadas división de poderes y vocación de servicio para la sociedad terminan siendo simplemente una quimera. Debemos recordar que los corruptos se quedan con los botines de la corrupción, privando a la ciudadanía de recursos necesarios para vivir decentemente. Y que además exigen en muchos casos una reivindicación de sus buenos nombres y acciones, ocupando una y otra vez cargos públicos, como si jamás hubieran sido tildados de tales. La Argentina merece mejores clases gobernantes y jueces que demuestren la efectividad en los procesos y sus sentencias.
Juan C. Luongo DNI 8.406.865 ( ext. de La Nación 17/07/2020)
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