Por estos días, los prácticos bolígrafos son esgrimidos por políticos y funcionarios hasta dejarlos secos tras firmar pilas de designaciones y nuevas categorías que incrementarán las huestes de empleados públicos y engordarán aún más los fondos destinados a gastos de personal. Los nombramientos por decreto florecen acá y allá como en primavera aunque se esté en invierno. Siempre hay un pariente, el hijo de un correligionario, la nieta de un amigo influente, la sobrina de la ex y, débil es la carne, el compromiso ineludible, el que llega de la mano de la lujuria furtiva. Y una promesa hecha entre sábanas es sagrada. Se conforma así una verdadera telaraña de sostén anhelada por todo político que se precie de tener un millón de amigos. Que no es lo mismo que un millón de votos, pero por algo se empieza. Cada traspaso de mando es siempre igual o parecido. Hablando se entiende la gente. Que es como decir que entre bueyes no hay cornadas. La consigna tácita dice que con los muchachos no hay que meterse. Necesitan trabajar y dar el presente en actos partidarios o en esos eventos que sirven para demostraciones de poder. Hoy por mí, mañana por vos. Todo legal. La discusión continuará, pero ya se dio un gran paso y no para la humanidad precisamente. Lástima los que se cayeron de la larga lista durante la negociación. Otra vez será. Aunque la calefacción está a full, los futuros mandatarios salen restregándose las manos. Sueñan con eternizarse.
Fuente diario La Capital (art J.E. KING contratapa 14/07/2019)
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